miércoles, 13 de junio de 2007

The station Agent


Tengo relaciones anormales con los fotomatones.


Cada vez que voy en metro, no puedo evitar mirar esas maquinas que ya nadie utiliza y que están muertas de asco en alguna esquina olvidada.


No se si será que soy narcisista, ególatra o simplemente imbécil por gastarme dinero inutilmente (algo, que se me da muy bien) El caso es que cuando tengo dinero y veo uno, mis pies empiezan a caminar en su dirección y termino sentada en un taburete de plástico, oyendo una voz que dice:


Tres, dos, uno .... recoja sus fotos en cinco minutos. Gracias.


Todas son en formato carnet. Algunas, son en blanco y negro, otras en color. En algunas salgo seria, en otras con lagrimas y las más haciendo el canelo.


Creo que esta obsesión viene de hace ya algún tiempo. Tendría yo siete u ocho años. Mi madre siempre me llevaba a Pozuelo estación a comprar verduras y ver tiendas de decoración. Algunas veces llegaba el momento esperado de hacer las fotos para el pasaporte (D.N.I no tenía por aquel entonces)


En una de esas ocasiones a mi madre se le ocurrió irse a comprar mientras me dejaba haciendome las fotos sola.


Yo callada como un muerto claro. Esperamos esos eternos cinco minutos a que saliera la cartulina por el cajon de metal.


Mi madre las miro distraida, y habiendo caído en la cuenta volvió a fijar sus ojos en las fotos. Su cara pasó, de un gesto de sorpresa a uno de ira. De blanco a azul y más tarde a morado (que es un color que no me gusta nada)


En la primera foto salía con una risa contenida.


En la segunda me atrevía por fin y sacaba un poco la lengua.


La tercera era una explosión de valentía. Agarraba los dos lados de la boca estirándola y la nariz rechoncha, conseguía no se como ponerla como un gorrino.


En la cuarta me tranquilizaba algo, pero mis ojos salían deformados intentando asustar al personal.


Imagináos a mi mamá, con el cabreo monumental que tenía, metiendome de nuevo en la máquina y asiendome el brazo para que me portara bien.


Esas fotos todavía las tengo, en algún lado. A ver si un día las encuentro y las pongo, porque no voy a faltar a la verdad y negar que son cachondas. Porque lo son.


Desde ese día he entrado en fotomatones, sola, acompañada, por amigas, por amigos, por novios, por amantes.


Ultimamente me he vuelto huraña y me gusta hacerme fotos en estados extremos. Cuando estoy muy triste o muy contenta. Cuando acabo de recibir una buena noticia, o me han dicho algo que me ha dejado sin palabras.


Ayer me hice unas en Orense después de una cena muy agradable con amigos de toda la vida. A eso de las 12 y media. No estaba especialmente triste, ni contenta, ni frustrada, pero tenía mono de fotomaton. Al regresar a casa vi "The Station Agent" de Thomas McCarthy, que me bajé por equivocación al buscar "Short cuts" de Robert Altman (En español, vías cruzadas y vidas cruzadas) Y pensé, "Bueno, cada cual tiene su afición extraña. Finbar tiene los trenes y yo los fotomatones"


Os dejo el link, la peli está muy bien, es de esas que te sorprende de lo divertida que es.



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