lunes, 20 de diciembre de 2010

Regalo de Navidad











lunes, 22 de noviembre de 2010

Looking for a home.


Si pudiese vivir la vida de alguien, creo que sería la de David Bowie o Sting o Win Butler

Desde hace ya un tiempo hay una rabia que sale de mi estómago que no consigo diluir.

Y no se cual es la mejor manera de eliminarla. Con distancia supongo. Me reinventaré a mi misma en algún país caluroso.

Llenaré el armario de vestidos de flores y dejaré atrás las medias opácas y los paraguas de a un euro.

Y los coches fríos y las mañanas de atascos y a los policías al acecho.


Y me inventaré un mundo donde sólo exista lo que yo quiera que exista.

En mi mundo hay libros con preciosas ilustraciones y noches con velas y gente extraña de caras sonrientes que hablan lenguas que no entiendo.

En mi mundo hay explosiones de color y líneas proporcionadas.

Música que inspira, sonrisas (de las de verdad) y tardes calmadas.

En mi mundo hay una casa enfrente del mar . Me cubro con un Kikoi mientras oscurece y las primeras luces se empiezan a encender.




No quiero rabia en mi vida. No quiero frustración ni sinsabor. quiero un This must be the place.

Y no pararé hasta que llegue a esa Arcadia que huela a cesped recién cortado. Lo prometo.



domingo, 7 de noviembre de 2010

No matter what.

Tumbada en un sofá color salmón.
Y vuelvo a una fingida normalidad.

Me levanto temprano los lunes
En Madrid, el otoño ya se ha dejado notar,
Y empieza a hacer frío.
A veces, llueve y los cristales de mi coche se empañan
Y me meto temblando dentro hasta que el motor encendido deja pasar corrientes de calor.
Fumo un cigarrillo sacando la mano por la ventanilla mientras tarareo una canción.




En general, puedo decir, que soy feliz.
Vivo en un momento de felicidad moderada.
No hay grandes pasiones, ni dramas excesivos.
Ya no hay grandes luchas internas
Porque la decisión ya está tomada.



Porque hay algo que me dice que tengo que volver a irme.
Que la vida es corta!
Que si me voy, no volverá la misma persona, sino una mejor, con más experiencia, más abierta y con más ilusión por disfrutar de las pequeñas cosas que están aqui.
Si me quedo, me arrepentiré.
Si me quedo, siempre pensaré en ese maldito "Y si ...?"

Fuera soy más libre.
Fuera, soy más yo.

No paro de aprender
No dejo de preguntar
La vida me absorve, me envuelve y me hace girar, me coloca de lado y del revés.
A veces, me hago daño y a veces, siento que voy a explotar de felicidad

Y el no irme, sería no agarrar la oportunidad que la vida me ofrece.
Y los trenes, queridos, sólo paran una vez.


miércoles, 20 de octubre de 2010

Common people.



Dibujo animales africanos para mi hermana.
Al mismo tiempo miro tentada la nueva edición de La Montaña Mágica que trajo ayer a su casa.
Pienso en dejar de dibujar y leer las dos primeras páginas.
Malditas tentaciones ...!

Y a partir de hoy hasta el domingo esto va ha ser un no parar.
Flores, sonrisas, dos besos, Cuanto tiempo!, Que es de tu vida?, entrada a la capilla, discurso lacrimógeno y ese sentimiento de nostalgia que acompaña a momentos tán decisivos en la vida de alguien que amas.
El momento en el que ella recorra el pasillo hasta el altar, la luz que entre por las ventanas tintadas y como reflejará en su pelo, brillante y recogido.La mirada del padre de la novia.

Los niños estarán jugando mientras los novios se miran a los ojos y hacen una promesa tan importante para ellos y al mismo tiempo tan ajena a esos juegos infantiles y secretos al oído.

Todo el mundo sonreirá. Algunas mujeres sollozarán, recordando aquel día en el que ellas entraron a una iglesia preparadas para hacer la misma promesa a otra persona.

Algunos maridos recordarán aquella noche de bodas con sonrisa pícara.

Algunos pensarán que menudo error (ellos ya pasaron el luto de una separación) otros que la vida pasa inevitablemente por ciertos momentos, y que este, en definitiva no es más que uno de ellos.

La novia estará atenta a la cola de su vestido y a no equivocarse al decir las palabras que la separan de una vida en común con la persona que tiene enfrente. El cura se sentirá agradecido porque todavía queda en este mundo gente que adquiere responsabilidades para con la iglesia.



Y yo.
Actuaré de observadora. Miraré como mi hermana empieza su propia familia.
Me emocionaré al verla llorar, y cuando con una sonrisa (tan suya) diga: Si, quiero.
Y pensaré en nuestra infancia.
Cuando hablábamos de casarnos como princesas.
Cuando no había ningún prejuicio, porque todo era puro y no habíamos conocido al maldito factor que es el tiempo,
Cuando nuestra vida era una capítulo a empezar lleno de jardines verdes y vacaciones de verano.

Escribiremos nuestra propia Montaña mágica y enfermaremos de nostalgia, pero esperemos que también de amor y de los grandes acontecimientos que aún nos queda por vivir.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Otoño 2°Parte

Pienso en todo lo he hecho hasta ahora
Y en todo lo que me queda por hacer.

Me queda saltar en paracaídas, correr por la playa todas las mañanas.
Me queda conocer a más gente
Me queda cansarme de conocer a más gente y redescubrir a los míos, a los de siempre.

Pienso también en lo que llevo hasta ahora.
En mi bagaje. Mi pasado.
Diferentes eventos familiares me han hecho revivir mi infancia.

Y nuevos olores han venido sin aviso mientras revisaba viejas fotos.
Y he notado el abrazo de mi madre.
Y la falta de responsabilidades de cuando era niña.




No quiero hacerme mayor.
No quiero tener cuentas bancarias, ni hipótecas a largo plazo ni seguros de vida.
Quizás por eso todavía no me siento preparada para vivir en España.
Aqui ya empieza a hacer frío.
Y por fin he desmpolvado las botas de campo.

Pero llegará el día en el que tenga que crecer.
Es posible vivir en un mundo aparte pareciendo sin ser?
Es posible llegar a tener tiempo para sonreír en soledad?
O para estar en la cama, debajo del edredón hasta que el sol este bajo y la gente vuelva a sus casas de trabajar?

Por eso creo que elegí el trabajo que hago.

Consigue que las personas sonrían.
Es un mundo imaginario, una ilusión que nosotros construimos,
para que las personas se olviden de su monotonía.
Y sólo piensen en sentir, en enamorarse, en pensar.

El trabajo que hago vive a destiempo.
No tengo fines de semana, ni falta que me hace.
Es imposible saber que es lo siguiente que va a ocurrir.
Eso lo que lo hace tan especial.





Tengo que tomar una decisión.
Donde pasaré los próximos dos años de mi vida.

Como se puede decidir eso? Cuanto tiempo se necesita para tomar una decisión que afectará dos años enteros a tu vida?

Es tan fácil mirar hacia atras y reirse de las dudas pasadas! Cuando el tiempo pasa todo se ve con mayor claridad.

Y los amantes no te parecen tan perfectos
Y la causa de tu llanto se entierra en recuerdos confusos.
Y ya no anhelas lo de antaño porque tienes nuevas cosas que desear.
Quizás una casita con flores. Un café recien hecho por la mañana y alguien a tu lado que te despierte recordándote la suerte que tienes de estar viva.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Otoño, 1° Parte


Si pudieras vivir la vida de alguien, por interesante, intensa, aportadora o genial, cual sería?
Que cosas harías si no fueses tú? Y siendo tú? Harías las mismas cosas?

Si me hubieses dejado, te hubiese llevado a ver los aviones aterrizar.
O viajado, por ejemplo, a Bosnia.

El Y si? es un planteamiento tan antiguo como el Valle del Rift.
Y el tiempo, segun Nacho, no existe.





Todo se basa en un tema de percepción. Como percibes tú el tiempo.
Como se estira o reduce como una goma elástica.
Como aquel momento, que te pareció eterno, fué un suspiro.
(Ni un punto en el universo negro y estático.)
Y tú solo una parte de un átomo.

Y la vida sigue.
Mañana saldrá el mismo autobús de línea desde la puerta de Sol
Y el oficinista mirará el reloj mientras sueña despierto con playas caribeñas de aguas cálidas.
Y el aventurero planeará, esta vez, un todavía más dificil.

Y nuevos autobuses vendrán ( Y oficinistas y aventureros)



Y al mismo tiempo,

La hierba es tan verde! Y el sol sale cada mañana y al pasar delante de un grupo de amigos los oyes reír y esa risa te parece música para el alma.
Lo que quiero decir, es que somos TODOS absolutamente fantásticos (Si, el oficinista también) y dignos de admiración.
Y las tormentas pasan y los rayos que ayer te estremecieron hoy te parecen hermosos.

Andas, respiras, sientes, hueles, (quedan todavía tantas flores por oler!)
Y las carcajadas, esas que te rompen el estómago.
O ese atardecer de dentro de un mes.

Hay que mirar en perspectiva (Y lo dice una sin visión espacial)
Hay, en definitiva, que ser,
Ser, sin remordimientos, ni dudas ni vasos rotos.




martes, 24 de agosto de 2010

Texturas

Ultimamente callo.
Observo.
Estudio.
Los pliegues de los ojos y las patas de las mesas
Y los adoquines por los que camino y las expresiones faciales.

Oigo, pero no escucho.
No me siento parte de ello.
No encuentro.
Tampoco busco mucho.



Imagino mundos del revés o situaciones ridículas.
Todo es tan políticamente correcto!
Y las cubiertas son de plástico desechable.
Porque nada perdura.

La palabra infinito no está de moda.
Y me da mucha pena.
Mucha.




Y me río sin ganas de bromas sin gracia.
Sólo en los círculos más pequeños me siento yo.
En la intimidad compartida de una tarde de verano en Extremadura.

En los paseos por caminos de tierra, cuando el viento me da en la cara y ya anochece y los ciervos están inquietos (Empieza la berrea) y todo lo que ocurre volverá a ocurrir una y otra vez como parte del ciclo.

Y yo lo miro y me sonrío,
Porque sé que eso, si es eterno.

lunes, 16 de agosto de 2010

My dear Companion

Se acabó el viaje.
De momento


Primer día en casa. Conmigo.
Uno de esos días en los que decides poner en orden tus cosas,
Y en consecuencia, tu mundo.
Tus recuerdos más preciados, en forma de cartas, fotos y trozos de papel.

Como aquel que se escribió en Areia.
La ilustración de aquella conversación.
El regalo de cumpleaños.
Las notitas de la escuela.
La carta de cuando me fuí.
Mis impresiones adolescentes aderezadas con dibujo a bic.
Muchos dibujos y más bocetos.
Documentos, notas, cartas de recomendación.



Torrentes de imágenes acumuladas en la retina.
Paseos de madrugada, peleas pasionales, besos bajo la lluvia, noches interminables, vagabundeos varios, manías, algún tesoro comprado en algún sitio escondido.

Vuelta al pasado e incertidumbre de futuro.
Ganas, no faltan.


miércoles, 28 de julio de 2010

Footprints on the Moon.



He vuelto.

He vuelto a los atascos, a las prisas de dos minutos tarde, a cronometrar los fallos de protocolo.

He vuelto a un Madrid en prisa y sin pausa. Me siento un poco perdida y confusa y ralentizada.

Aunque todavía no puedo decir que haya vuelto del todo.

Hay partes de mi que se han quedado en Africa y partes de mi que se van a Italia.

(Pienso en el electroplasma. En la huella que dejaban los fantasmas de Ghostbusters)

He dejado una sonrisa en Serengeti, una mirada en Nairobi, un arazaño en una carretera de Zanzibar, un abrazo en Mombasa, una pisada en Hide Park.

Dejo un rastro de miga de pan para que puedas seguirme.






Y vuelvo a oír el tren de mercancías pasar.

Y cantos extremeños por la mañana y café de cafetera.

Y maletas por todas partes, medio hechas, medio deshechas

Y muchas dudas y muchos planes de esbozo.

La que ha vuelto a Madrid, no fué la misma que se fué a Suiza hace ya más de dos años.

Tengo que aprender a conocerme de nuevo aqui.

Mientras tanto, sólo dejo que las cosas ocurran.


sábado, 3 de julio de 2010

Safari



Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aqui a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia

El camino no elegido. Robert Frost.



martes, 1 de junio de 2010

En la carretera.


El viaje desde El Serengeti a Mwanza se hace interminable.
Dando saltos en la cabina de un camión durante unas cuatro horas hasta cruzar la puerta que deja atrás a los animales salvajes. Calor, moscas tse-tse colándose por cualquier rendija de la ropa.
Picadura, escozor, gota de sudor en la frente.
La espalda se queda pegada al asiento, noto la camisa mojada.
Ni los animales pastan, seguramente han ido a refugiarse a la zona más centro del parque, llena de grandes piedras volcánicas de hace miles de años.

Joseph, un electricista keniata de edad indeterminada, me habla de las maravillas de Obama, héroe nacional, y el slogan "Yes, we can" explotado hasta la saciedad. Me enseña fotos de su mujer, una de su hija mayor el primer día de colegio. Fotos que a mi, se me hacen retro, como aquellas que tengo yo de mi infancia escondidas en alguna caja en alguna habitación abandonada.

Pero al salir del parque, empezamos a ver a las gentes. Niños transportando garrafas de agua vestidos de colegiales (aqui los deberes son más duros que en Europa) Mujeres con faldas hasta los pies, hechas de telas de facturación nacional de colores vivos.
Hombres en bicicleta. Jóvenes vendiendo mazorcas de maíz a los pasajeros de 5000 chelines tanzanos de los autobuses que van camino a la ciudad...

Una vida hecha alrededor de la carretera, que como antes el curso de los ríos, es ahora la fuente de la vida y la riqueza. Y es que para que van a ir a buscar agua, pudiendo beber una Coca-Cola. De camino a Mwanza se nota la mezcla de globalización con tradiciones locales. Cacharros de plástico sustituyen a las pequeñas vasijas de arcilla, botellas de vino hacen las veces de floreros en las casas más elegantes.



Y mientras el aire atraviesa la ventana de la cabina de mi camión dejo que mi brazo cuelgue por fuera, y contemplo mi mano bajo la luz de la carretera que parte de la ciudad y lleva a ninguna parte.
Parada técnica en un pueblo que no posee más que el nombre: Lamadi. El lúnatico de pelo rasta pasea hoy tranquilo, debe ser que hace poco le han dado de comer, me imagino. Y le pregunto a Joseph si hay más como él.

A lo lejos destaca una mujer de rasgos masais, una de las mujeres más guapas que he visto en mi vida, con vestido de colores y piel negra brillante. Ojos sonrientes y mirada sencilla


Y al llegar a Mwanza, una orda de indios entra a descargar el camión, botellas de vidrio vacías y el canto que llama a la mezquita (ya son las 7 de la tarde y empieza a atardecer) transporte a cuenta de la compañía y por fin, la llave de mi habitación/camarote en el African Queen, en The Marley Suite y el número 3, que siempre me trajo buena suerte.

domingo, 9 de mayo de 2010

After the curtain

Lo bueno de estos días tranquilos en la sabana, es que, tengo tiempo para perderme en la red, enlazando una página con otra y así sucesivamente mientras veo como vuelan los minutos.

Y es que, ultimamente, algo está pasando.
Siento esa fiebre tan familiar de años atrás.
Me acuerdo de los días enfrente del espejo, bocetando autorretrato tras autorretrato.

Enlazando este artista con este otro. Descubriendo nuevas formas de reinventar el mundo y ponerlo a disposición de los demás.



Leo y sobre todo VEO, fotografías de Aslan Ahmedov o Robert Frank. Vuelvo a Ryan McGinley y Sally Mann. Sally Mann es el Balthus de la fotografía.

Busco antiguos grabados de Africa y me encuentro con Peter Beard.Y os recomiendo encarecidamente su libro Eyelids of Morning (The mingled destinies of crocodiles and men) que publicó junto a Alistair Graham donde podréis encontrar, a parte de sus fotografías, que son espectaculares, constantes reproducciones de grabados de diferentes siglos.


Y es que llevo ya tiempo con ganas de echarme a la calle y fotografíar. Gente, esquinas y portales, calles de madrugada y tangos improvisados.

Por el momento me conformo con los dos meses que todavía me quedan aqui, me he acostumbrado a salir de noche de mi casa, apoyarme en la baranda hecha de troncos barnizados y mirar las estrellas.

Y tengo música. Los grillos afinan sus patas como si del principio de un concierto de música clásica se tratara, para de improviso (siempre me sorprende el principio de la melodía) inundar la noche con partituras atonales.

Tengo que admitir, que es todo un espectáculo.





Pero los días cada vez se me hacen más largos, Es el principio del fin.
Cuando ves la luz al final del tunel, y empiezas a pensar que será de ti en tres meses.
Cuando ya te has hecho a la rutina del día a día y piensas que si echarás de menos los amaneceres en Mwanyeni Hill.



El principio del fin. El cambio constante e infinito. La eternidad del instante y la fugacidad con la que pasa la vida.

Las tardes tranquilas en el Serengeti, no volverán. Otras tardes vendrán, pero serán diferentes, en otro lugar y con otro estado de ánimo, sola o acompañada.

Veamos que tiene el futuro reservado.


domingo, 2 de mayo de 2010

Here it goes again.

Estoy absolutamente obsesionada con CAT EMPIRE

Tanto, que estoy pensando seriamente en coger un avión a Melbourne para asistir a alguno de sus conciertos

y mirarles con admiración.

Porque nada me parece más atractivo en un hombre, que el talento.

Aquella persona que es capaz de crear, merece mi admiración y mi respeto.











Hoy es un día de NO.

Nada sale como debiera y tengo un terrible dolor de cabeza.

Leo compulsivamente artículos de El País.

Y siento deseos de cortarme el pelo a trasquilones.



También tengo ganas de bailar.

O de cantar bajo la lluvia.

Hoy me iría a Persépolis o a Alepo.

Subiría en un cuatro por cuatro para recorrer las largas distancias de un lugar a otro y evitar las incómodas temperaturas.

O vagabundearía por los mercados.

Hoy, la sabana se me queda pequeña.

Quizás irme a un no lugar (Según Marc Augé, lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como "lugares" )

Sentarme a un lado de una autopista. o en mitad de un aeropuerto de gran urbe y tomarme una Coca-Cola mientras observo a la gente.

Y es que echo de menos el anonimato de la ciudad y mi faceta de Voyeur, se resiente.





jueves, 22 de abril de 2010

Let's go to Monkeys!


Café en el lago Victoria
La gente anda atareada por cualquier cosa.
Una taza que llevar a la cocina.
Un taxi al que llamar
Una iguana bicolor me mira desde su piedra de cantos redondos
Y todavía me quedan 3 días para volver al Serengeti.
Visitas y ferias, baños en la piscina de rocas cuando nadie me mira.
Batido de fruta fresca servido por Masudi.
El barman que escucha.
Y me gustaría estar por la Gran vía caminando
disfrutando del sol primaveral en las calles
modernos y señoras mezclándose.
Tiendas de segunda mano por descubrir
donde buscar ese broche.
Y mi próximo destino?
Brasil, Tailandia o Los Estados Unidos.
A veces me gustaría mirar por la cerradura que da a mi futuro.
Y saber donde estaré en seis meses.
Aunque la espera también es fiesta.
De colores, olores, sonidos y tacto
"Que yo me contradigo?
Pues si. Me contradigo. Y, qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
Quien ha acabado su trabajo del día? Quien terminó su cena?
Quien desea venirse a caminar conmigo?
Os vais a hablar después de que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo?"
Walt Whitman. Hojas de Hierba.
(Veo un vídeo de Michael Jackson, Black & White donde ese niño de nombre impronunciable, Macaulay Culkin, juguete roto de hollywood se rebela en contra de su padre por querer escuchar la música MUY alta.) Y el mundo se me hace maravillosamente surrealista y lejano.

martes, 20 de abril de 2010

Excuse me, what is the secret for your soul?


Legué a Nairobi cuando anochecía.
Estuve dando vueltas por las diferentes terminales durante un tiempo impreciso.
Mi maleta azul sonaba cansada al sentirse arrastrada de un lado a otro.
Sin destino concreto.

Me picaron unos cinco mosquitos en las piernas mientras tomaba una Coca-Cola en botella de vidrio, 350ml

Nairobi me pareció una ciudad muy grande.
Grandes edificios, grandes y desordenadas avenidas.
Grandes parques y grandes supermercados.
Tenía hambre.

Fumaba un cigarro en el balcón con la vista fija en el otro extremo de la calle.
Volvía a la civilizacion, pero no por mucho tiempo.








Esa mañana nos despertó el sol.

Abandonamos el irritante sonido de la alarma.

Y me vestí despacio dentro de la tienda de campaña.

Hacía calor y el viento no soplaba.

Lentano hervía agua para hacer chai.

Y delante de mi sólo había colinas de un verde intenso.


Comenzamos el paseo que nos condujo andando hasta moranis engalanados, cabritos minúsculos, cordero cocinado al fuego lento, niños pastores protegiendo a sus vacas, cebras en un tiempo detenido.


Lentano continuaba la marcha. el baston hecho a base de cinceladas a machete, sostenido sobre los hombros, los dos brazos colgando.

Se limpiaba los dientes con una ramita arrancada. De vez en cuando se daba la vuelta y me sonreía.


Quería echar a correr o tirarme en la hierba o acercarme a un burro pastando o copiar la postura de Lentano.

Lo quería todo y lo tenía todo.

______________________


El calor conseguía secarme sin necesidad de toalla.
Caminaba por la orilla del Índico.
Y había niños jugando en la orilla, su piel oscura resplandecía todavía por un sol que se apagaba.

Miraba a dos musulmanas meterse en túnica dentro del océano.
Jugaban con el agua absolutamente ajenas a mi mirada.
A lo lejos, casi en el horizonte del mar con el cielo,
se alzaba un petrólero como un titán griego de metal.

Por la noche fumaba cigarrillos de Bangi desde el hueco de la ventana de Greenwood Lane.
Y miraba el mar y las estrellas y la luna
Y escuchábamos Cat Empire
Y de ver en cuando, la cortina blanca hac'ia alguna pirueta debido al viento.

Y nos reíamos de la vida y nos considerábamos afortunados
De estar en Mombasa.

http://www.youtube.con/watch?v=Wnt9gUmxoA4












sábado, 17 de abril de 2010

Diamonds on the soles of their shoes



Y derrepente la vida da otra vuelta más de tuerca.


Y te encuentras sola, y enferma y deprimida.

Y se apoderan de ti pensamientos oscuros.

Y si muero?

Tantas y tantas cosas que jamás podré llegar a hacer!


Todavía no he cruzado la Panamericana.

Ni he visto mi reflejo en los ojos de mi hijo.

No he ido a aquel parque del que me hablaron hace tiempo

Ni he volado en globo.


Soy muy jóven! Tanto!

No quiero truncarme así

No quiero ser una enferma, débil, miserable y desganada.


Llegué a pensar incluso en la canción que se escucharía en mi funeral.

Mi familia en negro.

Estaba tan asustada!


Pero derrepente, la enfermedad comienza a dar paso a la vida.

Y quieres salir de la cama que se ha vuelto tu prisión.

Y descubrir de nuevo el mundo que ya te parecía viejo y decrépito.

Y estar con los que quieres.


Y saltar! Qué afortunada soy de poder correr!

De poder dibujar formas con un pincel y un poco de color ocre.

O de reirme a carcajadas.


Africa es absoluta

Te da una visión de la vida que jamás hubiese podido imaginar.

El encuadre cambia

y la sonrisa y la pena se dibuja a hierro en tu cara.


T.I.A. my friend.

lunes, 12 de abril de 2010

Me quedo con los atardeceres de Mombasa

17 días después
17 días después del camino de lodo y moscas que me sacó del Serengeti, me llevó a Mwanza y de allí, a Kenia.

Ahora vuelvo a estar aqui, en el mismo cuarto de hotel que hace 17 días. El número 32.

Pero hoy las luces son distintas sobre el lago Victoria.
Y ya nada me parece del mismo color.

Me vienen imágenes en ráfagas de los últimos días a la memoria

Lentanó preparando Chai al fuego de nuestro campamento de Loita.
Mi hermana rodeada por niños en la Manyatta, cerca del bosque de los niños perdidos.
Naftalí intentando sacar el Land Rover del océano de fango en Nakuru.
Baraka.
El Morani caminando hacia nosotros de la nada y dirigiéndose a la nada.
La primera vez que ví al fiel Fuad en el aeropuerto, esperando a mi llegada a Mombasa.
Los trillizos de Benardo en la piscina.
Iñigo en el alféizar de su ventana retro que mira al mar de Greenwood Lane.
Los atardeceres de Mombasa.

Y esos recuerdos serán para siempre.
Porque puedo decir, que cada uno de ellos, cada matiz o cada detalle, aún aparentemente insustanciales han sido vividos de forma espontánea.

Y la eternidad, queridos, no es el mar.
La eternidad es la intensidad.

Ya son las ocho de la tarde, y se oyen, a lo lejos, los cantos que llaman a la mezquita.
Os voy a pedir permiso, para que me permitáis espaciar las historias y relamer hasta el último punto de luz o sonido de ellas.
(Me imagino el frustrante tintineo de una cuchara llegando al fondo del tarro de yogur.)

Así, que os voy a pedir que seais pacientes y que, desde la soledad del Serengeti,me dejéis enumerar y seleccionar los recuerdos de este viaje.
Descartando las fotos desenfocadas y calando en los detalles.

This is Africa, my friend.
El lugar del absoluto: Libertad, miedo, esperanza y valor.

El lugar del infinito,
Y de la eternidad.

sábado, 27 de febrero de 2010

Mbua



El alba denominadora.

A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:
Sueño equivocado, ángel sin salida,mentira de lluvia en bosque,
Al lindero de mi alma, que recuerda los ríos,
Indecisa, dudó, inmóvil:
Vertida estrella, confusa luz en llanto, cristal sin voces?
No.
Error de nieve en agua, tu nombre.

Rafael Alberti.


Hoy, en el Serengeti, hay tormenta.
Tormenta que estalla, que grita y que se revuelve rebelde.
Tormenta que hace que los animales corran despavoridos a sus hogares vegetales.
Agua que cae torrencial, con sonido de truenos Wagnerianos de fondo.
Agua que purifica y da vida, y color a las praderas de largas hierbas salvajes.

Hoy, en el Serengeti, hay tormenta.
Y yo la miro desde mi hogar de barro y piedra.



martes, 16 de febrero de 2010

HOME & HOMIES

El Hogar.

Mi hogar está compuesto de miles de pequeños fotogramas, que atesoro con mi precaria memoria, con el mayor de los esmeros.

Pequeños momentos que se entremezclan con sensaciones, olores y hasta imágenes que pasaron a formar parte de mi realidad sin serlo.

P llegando al portal de mi casa, improvisaciones musicales de ukeleles, guitarras y sonido de cajas de galletas Chiquilin de fondo.

Aquellas improvisadas conversaciones con mi hermano de madrugada.

Teresita, Kika, Malú y yo recorriendo el Paseo de Pintor Rosales en una tarde de verano cualquiera, vestidos blancos, collares etnicos y sonrisas, a veces provenientes de paraísos artificiales, dibujadas en el rostro.

Tardes de invierno con mi hermana mayor, tardes de resolver el mundo entre humo de cigarrillos y puesta toda nuestra esperanza en el ser humano ilustrado.

Levantarme con el sonido de antiguas canciones extremeñas que hablan de amantes despechados, mientras desde mis sábanas blancas me llega el olor del café recien hecho.

El sol atravesando el ventanal de mi cuarto, el viento chocando furioso contra el cristal, y yo, dejando pasar los tic tac del reloj sin sentirme culpable de nada.

Mi hogar, se compone de las personas a las que amo, de aquellas personas que me han abrazado cuando se me ha roto el corazón y de aquellas que han celebrado mis triunfos con una sonrisa.

La soledad, a veces, se convierte en una losa que te pisa y axfixia. En esos d'ias, cuando la novedad de la aventura queda atras y se olvida momentáneamente, esos d'ias en los que muero por dormir en mi cama, abrazar a los míos y compartir un domingo cualquiera de Trivial.

Como aquel paseo por el retiro con P, sentados enfrente de un jardín marchito, preguntandonos con incertidumbre donde estaremos dentro de diez, quince o veinte años, la maldita, retorcida y al mismo tiempo divertida incertidumbre que nos hace caer en la cuenta que la vida es una aventura que pasa veloz, que se escapa de las manos como una lagartija traviesa. Que todas las crisis son oportunidades, que no siempre podremos ver una puesta de sol en Africa, o bailar en un aisla desierta, que todav'ia somos jóvenes, pero no por mucho tiempo.

Que no siempre podremos pasear bajo las estrellas ni reir despreocupados del mañana, que no siempre nos romperán el corazón, porque hay algo peor, y es el olvidar que uno, tuvo corazón alguna vez.

La vida, con sus decisiones y con la pregunta universal que todos nos hacemos, y es que para qu'e demonios estamos aqui?

Yo sólo espero, que no se me agriete la inocencia que todavía poseo, que no se me seque la esperanza y que mis sueños nunca mueran, y, que siempre que mire el horizonte, este donde este, sepa que tengo un hogar al que volver.


martes, 9 de febrero de 2010

Los elefantes del alba.



Yo estaba ciega.

O eso pienso en momentos como este.


Saitoti viene a busarme a las 5:30 de la mañana, vestido con su manto a cuadros rojo y negro y armado con su lanza masai.


Es todavía de noche, pero el cielo esta iluminado con una media luna y miles de estrellas.

Menudo espectáculo!

Y yo me siento en primera fila.


A lo lejos, suena el estruendo de un elefante en el río, mientras llega el alba con todas sus luces, la silueta se recorta con la figura de las colinas uniformes, y el color de las acacias cambia por segundos.


Esta luz, Oh, esta luz es incomparable.

La luz de Africa, del comienzo y el fin de la vida.

Donde las palabras, contaminación, inflación y consumismo pierden todo su significado.

Porque ahora lo que cuenta, es la luz, amigos.

Los sonidos, el olor del café de Kenia recien hecho, Café nuevo como diría Teresita, mezclado con el rocío.

Los pasos elegantes de los Masais, dibujando siluetas esbeltas a lo largo del camino.

Las tenues luces de velas que se van a pagando, una por una, hasta que el día llega.


Esto es Africa.

Una fuente de belleza extrema.

Un lugar en el que se respira gratitud con la vida y con todos los dioses que crearon la tierra

Una historia de amor tierno entre el paisaje y tú.


Jamás pensé que encontraría el amor en Africa, y que ese amor, se materializaría en forma de paisajes y de gentes.


Soy muy feliz.


(La foto es un robo descarado a un amigo mío que también vive en Tanzania, que me perdone la SGAE)


sábado, 6 de febrero de 2010

Mvua


Hoy llueve en el Serengeti.

Tormentas de verano.

No son tan dramáticas como las de Madrid, cuando el cielo estalla a ritmo de relámpagos cegadores, y te mojas, y la ropa empieza a gotear, pero te da igual.

Porque es verano y hace calor.
Porque ya no te sientes axfixiado por el polvo y la polución de la ciudad,
Porque el agua está fresca y te queda toda la noche por delante.
Noche de terrazas bajo el puente de Segovia y bailes hasta el amanecer.
Gatos pardos, que no picos.

Esta lluvia es más suave, más generosa, remueve las cenizas de la hierba quemada que pasa a ser verde de nuevo.

A medida que la tarde avanza, la lluvia se hace más y más fuerte. El cielo se nubla y el arcoiris empieza a asomar por una de las colinas.

La lluvia del Serengeti parece un milagro. El río Mbalageti se crece con fuerza, bravo, arrastra cualquier cosa que encuentre a su paso. Si el río desborda, habrá que utilizar el puente que lo cruza, que parece traicionero y es el colmo de la estrechez.

Anoche Kalanga me acompañaba a casa, yo le señalaba el cielo y le decía "Maji!" El reía con ganas de niño, y respondía, "Musungu wet" A lo que yo contestaba, "Me no Musungu, me: Masai. White Masai"

Yo sonreía pensando lo raro que tendría que ser, que un ser blanco de pelo rojo clamara ser una masai blanca.

Me gustan los Masais, sus bomas, sus bailes y el gran corazón que tienen, como hablan y como se mueven, me parecen personas dignas de el mayor de los respetos.

Africa me está conquistando, pole pole, pero de forma paulatina.




viernes, 5 de febrero de 2010

No title

Igual que en Madrid, Suiza y ahora, Serengeti, vuelvo a construirme una rutina.

Todas las mañanas ando el camino que me lleva al trabajo.
El cielo está teñido de diversas tonalidades que van del rojo al púrpura. Es el amanecer.

Todavía me quedo parada contemplando la luz de Africa, esa que te agarra y te conquista, porque no hay un día igual que otro, y parece que en cualquier momento vayas a oir tambores a lo lejos.

Me cruzo con distintos animales sin reparar mucho en ninguno, y es que, uno se acostumbra a ver babuinos de forma diaria. Es algo que, simplemente, ocurre.

Serpientes, estorninos soberbios que avisan de mi llegada con sus señales autóctonas hechas a base de sonidos agudos.
Mis pisadas son de gigante y sus cantos, alarmas

En unos cuantos días espero poder salir de aqui y saludar a los leones por el camino.
Ir a un médico, debido a mi maltrecho tobillo.
Tomar el té con aquella pareja de pilotos de Seronera y visitar al español que me espera a tres horas en Land Rover.
Quizas, hablar de paellas y tintos de verano.
De expatriado a expatriado.

Oler el Serengeti, con su polvo y sus moscas Tse-Tse.
Ver elefantes e hipopótamos.
Y olvidarme un poco de las largas jornadas por unas horas.

Y entonces, llega la tarde.
Vuelvo a casa despu'es de un largo día recorriendo los 500 metros que me llevan por un camino de polvo y piedras, dejando que el viento que da paso a la noche me azote en la cara.

Y mientras camino, el sol se pone y una luz mágica, esa que inunda los ojos de los masais de colores vivos, hace su aparición.
Hay nuber gigantescas que quisiera esculpir con una escalera interminable, son algodones de azucar sacados de ferias de carreteras secundarias.

Y todavía oigo misteriosos sonidos que no logro descifrar. Pero no me preocupa, porque Kalanga me acompaña, cogiendome la muñeca en señal de respeto, mientras me cuenta en un inglés básico que mató siete leones a lo largo de su vida.

Y luego, por fin, la ducha de agua fría y al salir, la mirada puesta en el horizonte, más alla de las mesetas y las acacias, vestida con toalla blanca.

viernes, 15 de enero de 2010

Vagabond for beauty.


Las praderas verdes del Serengeti consiguen despertar en mi el deseo de echarme a correr sin destino.
La hierba que crece salvaje alcanza alturas de hasta un metro de alto.
Los antílopes pastan sin leer las noticias de actualidad.
Los sucesos de su día se basan en almacenar la mayor cantidad de comida en el estómago sin que ningún león, chacal o ratel le quite la vida a mordiscos.

Los amaneceres son frescos y de un rojo degradado. Los atardeceres son cálidos y la noche va cayendo de manera paulatina sin que nos demos cuenta.

Los babuinos son hábiles ladrones y se ríen de mi y de mi estilo de vida.

Aqui reina el ritmo lento. Paso por paso. El stress es una palabra aún no inventada y todo el mundo se saluda con un Habari.

Los Massais aparecen al caer la noche y curiosos te preguntan con su reducido inglés, porque ellos sólo entienden de estrellas y de cauces de ríos.
Saitoti es la mayoría de las veces el primero en saludarme. Kalanga me tocó el pelo curioso al preguntarle yo por los grandes agujeros de sus orejas. Ya confía en mi y cada vez que me ve, sonríe.

Las noches se pasan con copas de vino blanco, orquesta en directo formada por grillos y demás insectos y algún rugido a lo lejos, El lobo estepario es mi libro de noche y en contadas ocasiones, fumo cigarrillos liados de Banji que crece salvaje en cualquier esquina.
Pasado un rato me meto bajo la mosquitera que corona mi cama y debajo de un edredón blanco sueño con mis próximos viajes.

Sobrevolar las verdes llanuras en globo
Unos días en las blancas playas de Zanzibar
o un par de horas recorriendo el crater del Ngorongoro.

Y la sonrisa dibujada, porque no hay mayor placer que sentirse libre.