lunes, 1 de enero de 2024

The sea hath its pearls

"... En medio del odio descubrí que había, dentro de mí, un amor invencible. En medio de las lágrimas descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo eso... En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta."

Albert Camus



Quise borrar todo rastro de ti en año nuevo.
Que desapareciera la huella de tu presencia de mi memoria como una pisada en la arena.
Tener la certeza de que, la calidez que vendrá a partir de ahora, me bañe y me meza y me haga volver a pensar que la primavera está por llegar.
Los brotes verdes me harán ver la vida desde un prisma nuevo, limpio, transparente.

Volveré a emocionarme y a pensar que si, 
que hay esperanza, que la vida me depara todavía sorpresas.
Volveré a despertarme con la suave brisa de la mañana y el sol calentará mi piel.
Y nuevas experiencias vendrán y sabré,
Que no fuiste el final, sino el principio.

La lección que necesitaba recordar
Para saber que la felicidad no reside en el otro, sino en mi. 




domingo, 22 de octubre de 2023

En octubre empieza el otoño

Yo soy dos.

Dos mujeres dicotómicas. 

Primero me miro en el espejo, busco las señales del tiempo, me hago desear. Más tarde pienso en la intranscendencia del todo. De las noches, de sus días, de una cuenta llena el primer día del mes. 

Somos siempre dos, dos que conviven, que luchan, que se abrazan y que la mayoría del tiempo, hablan, pero no se escuchan.

El es dos.

Dos hombres dicotómicos.

Primero, se mira en el espejo. busca las señales del tiempo, se hace desear. Más tarde piensa en la intrascendencia del todo. De las noches, de sus días, de una cuenta llena el primer día del mes.

Son siempre dos, dos que que conviven, que luchan, que se abrazan y que la mayoría del tiempo, hablan, pero no se escuchan.



Somos dos.

Dos personas que nos encontramos

Que no se miran en el espejo, porque el uno es el reflejo del otro y no buscan más señales en el tiempo, de porque no se descubrieron antes.

Más tarde piensan en la intrascendencia del todo. De las noches, de sus días, de una cuenta llena el primer día del mes. Y si eso no importa, ¿Por qué no saltar? ¿Por qué no sentirse vivo de nuevo?

Somos dos ahora mismo, dos que conviven en la cabeza del otro, que luchan por no dejarse llevar y aún así se dejan. 

Dos que se abrazan en la noche sudorosos y 

que la mayoría del tiempo, 

se escuchan aún sin hablar.




lunes, 17 de octubre de 2022

Rutina de la tercera semana de octubre de 2022.

 


Andar por la calle mayor casi a trote.

Evitar socavones, evitar transeúntes

Turistas que paran en seco a hacer una foto.

Seguir viendo las contraventanas azules en la casa de Marías al pasar por la Plaza de la Villa.

Plantearme mientras paso por delante del congreso si hice bien.

Esperar un mensaje. Una llamada.

Evitar una llamada, poner el móvil en silencio.

Pensar en como revisionamos el pasado mientras me como un croissant delante de la pantalla del ordenador.

Acordarme de que no he leído lo que mandaron esta semana para la clase de novela.

Vestirme para un cóctel. Saludar. Sonreír.

Volver a casa caminando a medianoche.

Pensar en el futuro. Imaginar un futuro distinto.

Pensar que tengo que hacer en los próximos diez minutos antes de empezar la siguiente reunión.

Olvidar. Recordarle

Sentir que empieza a hacer frío

Dedicar un domingo a sacar la ropa de invierno y guardar la de verano.

Sentirme plena con mi presente. Odiar mi presente.

Planchar con los cascos puestos. Reír sola.

Planear el viaje del siguiente fin de semana.

Vivir. 

Escribir aquí. 

Volver aquí, siempre.




miércoles, 21 de septiembre de 2022

Soy yo la que está vacía ahora.


Sólo queremos que nos arropen.

Qué las cálidas mantas nos cobijen en inviernos que se expanden.

Que los dedos se rocen sin pretenderlo, pero queriendo,

Qué las miradas vayan más allá de lo dicho.


Sólo queremos sentirnos vivos.

Sólo una vez más, porque el pasado no importa.

Porque la vida es ahora y siempre se busca ese momento

Aquel por el que se nace. Aquel por el que se pierde.


Sólo queremos que nos deseen.

Que las llamadas no cesen y el canto sea siempre para nosotros

Que nunca se apague la curiosidad por descubrir nuevos gestos

Que ahora sea siempre y sentir, por una vez, sólo por una vez,

Que no estamos solos. Que algún día fuimos bellos.


Corazón tan blanco

"Qué poca distancia entre el todo y la nada, entre la vida feroz y la muerte, entre el pánico y la piedad" 

Javier Marías 1951-2022




He pasado muchas veces, más de las que puedo recordar, por delante de su edificio. Nunca, estando sola o acompañada dejé de levantar la vista hacia la ventana de su despacho, la primera por la derecha del cuarto piso.

Especialmente por las tardes, cuando ya empezaba a anochecer, salía de ahí una luz cálida y burdeos y yo me imaginaba a Marías escribiendo al son del ritmo de las teclas de su máquina de escribir, con un cigarrillo humeante en su cenicero, enmarcado por sus libros, concentrado en su tarea. Vidas dentro de vidas. Mundos dentro de mundos.

Esta mañana al pasar, me he encontrado todas las contraventanas cerradas que nunca supe que eran de azul celeste. Como si ellas también estuvieran de duelo por su muerte, de un luto riguroso por esos mundos, esas vidas, que ya no serán.

martes, 6 de septiembre de 2022

On board - off board

Y si subieras a bordo sé que buscarías la seguridad de un parpadeo de faro

Cualquier puerto en una tormenta, amor

Prometes que no flaquearás pero he visto a hombres hundirse

Así que deberías subir a bordo con alguien cuyo curso sea más estable que el mío

Deberías subir a bordo con alguien cuyos ojos estén en el horizonte, no en los cielos

A bordo con alguien cuya ancla sea más pesada que la mía.

Y si subieras a bordo sé que te cansarías de las sacudidas de mi lecho marino

Y olvida lo que dije. Los barcos no fueron construidos para ser seguros

Así que deberías subir a bordo con alguien cuyo curso sea más estable que el mío



Todas las historias son la misma. Todas las caras te pertenecen pero no las caricias, esas carecen ya de nombre porque empiezan ya a perderse en el abismo de la memoria. Me caigo por una espiral de recuerdos encontrados y de pesadillas y sueños que nunca tienen estructura, ni fin, ni nunca la tendrán. Sueños etéreos, quebradizos. Sueños que sueñan con ser sueños.

Los deseos frustrados se pierden en un mar inmenso que ya no me siento capaz de abarcar. Se mecen como sargazo y van a la deriva y gritan al vacío que ya no hay salvación posible. Qué no merece la pena seguir nadando y que hace frío. Y qué qué puede pasar si dejo que el cuerpo flote y que no ocurra nada. Si miro hacia las estrellas que ya no me aportan guía posible y dejo de pensar, de amar, de intentarlo. De esperar, de mirar hacia atrás, por si estás. Por si en realidad si importaba algo y viniste a buscarme. Por si en algún momento fugaz llegué a ser algo para ti más de lo que soy ahora: Un mensaje perdido, una anotación de pie de página, una frase subrayada en un libro que ya no volverás a tocar. 

Un sueño que pudo ser sueño pero que sólo soñó que era un sueño en el que todas las historias son las mismas y las caricias se hunden en el un mar ahogado de recuerdos imaginados.




lunes, 22 de agosto de 2022

Todo en todas partes al mismo tiempo.

"Lo supe siempre. No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ése es el precio que tienes que pagar: la soledad."

Chavela Vargas



Todavía puedo oler el verde en los prados. Noto la luz del norte sobre los párpados cerrados. Todavía puedo ver las balas como si el paisaje fuese una maqueta y alguien hubiese ido colocándolas, conquistando el campo como en una suerte de Catán. (La paja gana) Y al fondo, el mar cantábrico.

El aire húmedo; la salitre, todavía los llevo en la piel. No se irán hasta que mañana me duche y desaparezcan por el desagüe con todos mis recuerdos. Sólo entonces, comenzará el retorno a la rutina. 

A las calles de Madrid todavía algo desiertas. A la alarma del despertador y a los paseos matutinos hasta la Plaza de Neptuno. A los buenos deseos de septiembre que en diciembre ya estarán enterrados bajo obligaciones más urgentes.

El otoño irá llegando de repente. Cuando todavía lleve sandalias, intentando robar unos minutos más a un agosto que agoniza. Resistiéndome a abandonar los largos días, las tardes de libros, las mañanas de cafés lentos y crucigramas.

Sacaré entonces la gabardina nueva, con las primeras lluvias. Encenderé la chimenea en noviembre y me agradará el calor. Bailarán las llamas, me pondré un jersey de lana.

Diciembre pasará como un suspiro. Vendrán las cenas y los regalos y recuperaré esos propósitos que empecé a olvidar en octubre y pensaré en enero que qué suerte vivir un año más y que todavía me cuesta pensar que sea 2023. Suena a ciencia ficción. 

Me permitiré atrincherarme bajo un edredón todo el mes de febrero y hasta ponerme algo triste. Quizá hasta piense en la muerte. En los que no están, en los que se fueron. 

Marzo llegará con lluvias y botas de agua y algún día en el que me sorprenda un rayo de sol y atisbe que esto ya se acaba, que pronto llegará abril y mayo con sus fiestas y Madrid saldrá a la calle, desperezándose del largo invierno.

Y volverá otro junio de tardes alargadas, y de paseos nocturnos y amores que nacen y otros que vuelven y la vida que pasa a través de las venas y se respira mejor. Me compraré un vestido nuevo para una boda y bailaré hasta la madrugada.

Después de todo sin darme cuenta volverá el calor y yo huiré de nuevo a los prados y a la salitre. Al muelle a pasear y pensaré que hasta septiembre no tengo que volver a proponerme nada porque ahora no es momento de eso y que ya veré en unos días a mi vuelta y es que esos, todavía están tan lejos..