lunes, 9 de junio de 2025

Molicie y los junios perpetuos



Y llegó el día de la molicie

En el que el reloj dejó de funcionar, trajiste un cepillo lleno de intenciones y tu lengua encontró todos mis espacios

En el que nos dedicamos a conversar sin interrupciones y a estudiar nuestros cuerpos como alumnos aventajados.

Encontraste en mí el recipiente perfecto donde volcar tus cuidados

Te dejaste hacer sin pedir nada a cambio

Te dejaste recorrer todos los centímetros habitables de la piel

Fuimos uno durante dos días de principio de verano

En el que la brisa suave y fresca de junio inundó todas las estancias de mi casa y la música sonó, se filtró la algarabía de las gentes como la luz a través de las cortinas, y se mezcló con nuestros suspiros de placer.

Estuvimos suspendidos en el tiempo subjetivo y creamos nuestro propio paraíso.

Te fuiste en el momento exacto en el que la casa empezó a reconocer tu olor y yo me quedé en mi solitud, relamiéndome como un gato.

La piel todavía erizada.

Sensaciones que se van haciendo recuerdos.

Volverás y volverán esos días de molicie. Volverás a por tu cepillo y volveremos a besarnos con los labios húmedos y calientes. 




No hay comentarios: