martes, 24 de agosto de 2010

Texturas

Ultimamente callo.
Observo.
Estudio.
Los pliegues de los ojos y las patas de las mesas
Y los adoquines por los que camino y las expresiones faciales.

Oigo, pero no escucho.
No me siento parte de ello.
No encuentro.
Tampoco busco mucho.



Imagino mundos del revés o situaciones ridículas.
Todo es tan políticamente correcto!
Y las cubiertas son de plástico desechable.
Porque nada perdura.

La palabra infinito no está de moda.
Y me da mucha pena.
Mucha.




Y me río sin ganas de bromas sin gracia.
Sólo en los círculos más pequeños me siento yo.
En la intimidad compartida de una tarde de verano en Extremadura.

En los paseos por caminos de tierra, cuando el viento me da en la cara y ya anochece y los ciervos están inquietos (Empieza la berrea) y todo lo que ocurre volverá a ocurrir una y otra vez como parte del ciclo.

Y yo lo miro y me sonrío,
Porque sé que eso, si es eterno.

lunes, 16 de agosto de 2010

My dear Companion

Se acabó el viaje.
De momento


Primer día en casa. Conmigo.
Uno de esos días en los que decides poner en orden tus cosas,
Y en consecuencia, tu mundo.
Tus recuerdos más preciados, en forma de cartas, fotos y trozos de papel.

Como aquel que se escribió en Areia.
La ilustración de aquella conversación.
El regalo de cumpleaños.
Las notitas de la escuela.
La carta de cuando me fuí.
Mis impresiones adolescentes aderezadas con dibujo a bic.
Muchos dibujos y más bocetos.
Documentos, notas, cartas de recomendación.



Torrentes de imágenes acumuladas en la retina.
Paseos de madrugada, peleas pasionales, besos bajo la lluvia, noches interminables, vagabundeos varios, manías, algún tesoro comprado en algún sitio escondido.

Vuelta al pasado e incertidumbre de futuro.
Ganas, no faltan.