jueves, 11 de marzo de 2021

A los niños bellos que fuimos.



Es curioso como actúa la memoria. 

Es elástica y borrosa. Es sinestésica e inocente. Es traidora también.

Recuerdas. Recuerdas y te adentras en un camino sinuoso que va agrandándose al pisar y que huele a infancias filtradas a través del grano.

Piensas que parece que han pasado ya dos años de aquella vez de hace ya quince. Entonces cuentas con los dedos para estar segura que es así. Qué la vida no te ha dado tregua y que ya no estás para nadie.

Imaginas que las personas que veías seguirán allí, como fueron, donde las dejaste. Hasta que abres los ojos a la cara que te mira al otro lado del espejo y te asombras de la fuga de los otoños en los que tenías tiempo para mirar las nervaduras de las hojas. Aquel tiempo en el que todo era comienzo. 

Aquellas personas que formaron parte de ti ya no están, como tampoco estás tú desde hace demasiado.

Y entiendes. Por fin entiendes, aquello que leías de Gil de Biedma: "Ahora que de casi todo hace ya veinte años.."