martes, 30 de septiembre de 2008

Mujeres con pasado y hombres de porvenir


Al otro lado de la verja de madera roída, más allá de los frondosos bosques, a media hora a pie desde la aldea, se abría el oceano y de ahí la nada. Algunos marineros intrépidos, aseguraban a cualquiera que quisiera invitar al último trago en la taberna, que hacia el final de las olas, donde la espuma acababa, se encontraba una cascada cuya agua nunca dejaba de caer en vertical hacia la infinita oscuridad.
Era tradición nunca estipulada, que los habitantes de la aldea se acercaran en solitario y de forma ceremonial, a tirar allí los objetos que no querían volver a ver. Normalmente se trataba de retratos de amantes de tiempos pasados o cartas estructuradas en forma de rimas de deseo juvenil, pero también abundaban los secretos escabrosos, algunos con determinada forma.
Los habitantes de la aldea creían, que una vez desaparecidos los objetos, el dolor infringido mitigaba.


Queridos,

No estoy muy autobiográfica. Creo que es debido al aumento de la temperatura de mi cuerpo y a las placas que se están formando en mi garganta.

Y es que Suiza es fría. Demonios!, es helada!

Espero que os agrade mi microrelato sin principio, nudo ni final.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Le ballon rouge

Suiza está resultando toda una sorpresa.
Aunque todavía no puedo decir en que sentido.

Hoy paseé entre viñedos comiendo Raclette, Tartar y uvas que recogíamos de los sembrados. Haciendo una cata de vinos de la zona.
También paré en la orilla de un río, me descalzé y metí los pies dentro del agua congelada.
Y rebusqué entre los guijarros para regalarle a mi tocayo y amigo, Alex, la piedra más bonita que pudiera encontrar.

Encontré una tienda de antiguedades dentro de una casa particular. Me quedé con el teléfono del dueño para una visita con historia y vaso de vino.

Hablamos durante todo el camino (caminante no hay camino ...) de Arte, Literatura, Cine. De los viajes que habíamos hecho y de los que queríamos hacer. De sexo y soledad. De amor.

Encontramos una terraza llena de flores donde los caballeros sacaban a bailar a las señoras vestidas de domingo, con banda en vivo tocando lo equivalente a un chotis madrileño en francés.



Al terminar la cata de seis kilometros, muchas copas de vino y comida en abundancia, llegamos al punto de partida donde Alex me enseñó un sitio maravilloso. Una especia de casa oculta/okupa de fiestas clandestinas y estética hippie.

Más tarde subimos hasta lo alto de la montaña para llegar al final de una barbacoa, fuego y río de por medio donde intenté convencer a un mejicano para que me enseñara a escribir.

Terminé el día yendo a cenar a un restaurante español unas gambas a la plancha con pimentón y ajo.

Y lo que me queda, queridos ...

Escucho compulsivamente:

sábado, 13 de septiembre de 2008

De perros, gatos y ratones

Queridos.

Llevo dos días encerrada en una neblina que no me deja ver ni la punta de mis zapatos.
El tiempo en Suiza no podría ser peor.
Pero ultimamente :

- He visitado iglesias en ruinas.
- He visto mosaicos medievales.
- He paseado por los parajes cercanos a mi casa de madera.
- He bebido sake japones ( y sufrido las consecuencias)
- He hecho nuevos amigos
- He proyectado mi futuro desde 1000 angulos diferentes.
- He reído una barbaridad y llorado sólo un poco.

Leo los poemas de Ben Johnson, escucho por recomendación Earlimart y me pongo de forma compulsiva Pink Moon de Nick Drake.

He ideado el logotipo de una sociedad secreta, destinada a leer poesía y beber vino en mitad del bosque de Valais.

Aprovecho mi terraza para divagar mientras fumo cigarrillos, a veces (he de reconocer) innecesarios. Y puedo jurar que olvido escribir palabras en correcto castellano.



Me hablaron del Arte Bruto y del nuevo cine peruano

http://www.youtube.com/watch?v=l7lVW0LyMOo

Me divierte sobremanera el blog Historias con historia. Y tengo una torticolis de infarto.

http://historiasconhistoria.es/

Recibo cartas hechas a mano, con paciencia, cariño y lo que es más importante, escritas con el corazón. Pienso en postales japonesas en las que las olas perfectas cobran vida y me arastran a una espiral de paz

Tambien espero. A ratos impaciente, mi visita a Madrid y a sus bares cañís de cerveza fría y pincho de tortilla. Y los futones de sábanas de un blanco impoluto, al lado, una botella de vino y eternos baños manchados de acuarela.

Me han hablado de un cementerio escondido, al que espero ir en cuanto mejore el tiempo. Llevaré mi bloc de dibujo y reflexionaré. Me preguntaré como los olores, sonidos o tactos te pueden transportar al pasado en un segundo y ser reproducidos cual radio cassette. (Si, yo siempre fuí análoga)

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

Rafael Alberti. Lo que dejé por ti.