jueves, 10 de abril de 2008

Huevos rellenos con pisto.

Estoy enferma.
Eso hace que me levante resentida con el mundo.
Que lo odie por hacerme caer en una espiral de gargantas inflamadas, neobrufenes 600 y Mantas de cuadros.
Como me pitan los oidos, me he puesto Beirut a volumen máximo en unos cascos de esos tan guays que se están poniendo de moda y me he puesto a danzar cual ninfa por los pasillos de mi piso de la planta dieciocho.
No se si será el catarro, el coctel de medicinas o el hecho de pensar que me queda poco de vida, pero el caso es que mi asistenta extremeña me ha mirado con una cara muy rara. Yo creo que piensa que soy esquizofrénica, sobre todo cuando he intentado que se ponga a bailar al ritmo de una música que sólo yo oigo.

Beirut es como volver a la infancia.
Es recordar momentos que no has vivido.
Ferias, tiovivos, hombres de bigote rizado y acantilados escoceses.
Es amar como nunca has amado
Es imaginar tu boda a la sombra de sauces con organilleros y farolillos chinos.
Creo que es un poco Big Fish.
Y zapatos que cuelgan de cables.

Mi amigo D, me manda fotos de coches antiguos que algún día compraremos.
Mi amigo V me manda videos bizarros de islandeses bailando música disco.
Mi amigo P me consuela en las noches de amargura con hamburguesas caseras.

He visto varias pelis en los últimos días.

Buffalo 66 de Vincent Gallo.
Los Vividores de Robert Altman
Adaptation con Nicholas Cage.

Los vividores es curiosa. Buffalo 66 es bizarra pero merece la pena sólo por ver a Vincent Gallo con botines rojos a lo Dorothy y Adaptation es una obra redonda. Genial, original y fantástica.

Leo, Una biografía de Truffaut (regalo de mi amado hermano), Historia del arte oriental y Las flores del mal.


Para el niño, enamorado de láminas y mapas,
el universo es igual que su hambre ilimitada.
¡Ah, qué grande es el mundo a la luz de la lámpara!
¡Y qué pequeño el mundo para los ojos de la memoria!

Una mañana partimos, la cabeza en llamas,
el corazón hinchado de rencor y amargos deseos,
y vamos, al ritmo de las olas,
meciendo nuestro infinito sobre lo finito de los mares:

unos, felices de huir de una patria infame;
otros, del horror de sus cunas, y otros,
astrólogos ahogados en los ojos de una mujer,
la tiránica Circe de perfumes peligrosos.

Para no ser convertidos en animales, se embriagan
de espacio, de luz y de cielos encendidos;
el hielo que los muerde, y el sol que los quema,
borran lentamente la marca de los besos.

Pero los verdaderos viajeros sólo parten
por partir; corazones livianos, como globos,
jamás escapan de su fatalidad,
y, sin saber por qué, siempre dicen: ¡Vamos!

Aquellos para quienes el deseo tiene forma de nube,
y que sueñan, como el soldado sueña el cañón,
con inmensos placeres, cambiantes, desconocidos,
¡de los que el espíritu humano nunca supo el nombre!

El Viaje, Charles Baudelaire.

1 comentario:

Alex dijo...

http://www.beirutband.com/
a_sunday_smile.mp3