Acuérdate, cuando estés solo,
Que yo te amé.
Que miré por encima de tus circunstancias
Y que te sequé las lágrimas.
Acuérdate, cuando estés sólo,
Que yo te ofrecí,
Mi alma encima del esparto, mi comprensión,
Y mi primavera.
Cuando recorras la tundra, acuérdate,
De la sonrisa eterna que siempre te brindé.
Y cuando te acuerdes, sabrás,
Que lo que te ofrecí,
Fue la belleza infinita.
Esa belleza que se quedará,
Suspendida en la primavera.
Como tú,
Y tus lágrimas,
Y mi querer-te
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