viernes, 18 de julio de 2008

A la hora del té.


Estos días estan siendo un cúmulo de obligaciones y situaciones surrealistas.
Me quedan siete días exactos en Madrid.

Llevo varios dias okupando la casa de una de mis mejores amigas.
Su madre nos trae café a la cama cuando nos levantamos pronto y prepara los mejores macarrones con queso del mundo.
Yo suelo pasar la tarde de reyes con su familia y acudir a bodas, comuniones y bautizos como el que tengo este sábado en Galicia.

La tierra de las meigas, a la que tengo mucho cariño, me va a regalar el único fin de semana de playa que tenga hasta el verano que viene.
Es lo que tiene la ambición, queridos.

En una fiesta mejicana, vestidos de blanco, mojando nachos en guacamole y bebiendo tequila, me enfrentaré a fantasmas del pasado y brindaré con ellos a mi salud, que no a la suya, por haberme ayudado a distinguir que es lo que no quiero.

No quiero hipotecas y centros comerciales, ni reformas en la cocina ni una casita en una zona residencial de vallas bajas blancas.
No quiero mentes cerradas, ni cotilleos de vecinas inseguras y aburridas.
Ni quiero una furgoneta pagada a plazos hasta el 2056.


Miercoles noche.


Concierto y unas cuantas en la calle Libertad.
Y baños ocupados eternamente por un grupo de cinco.
Y Amy(s) Winehouses cañís.
Y vivir en primera persona la bohemia española.

¡Es tan divertido estar de vez en cuando y al mismo tiempo no pertenecer!.
Siempre pensé que era algo malo no identificarse con un grupo social.
Ahora, como los malabaristas, me considero afortunada.
Por poder acceder a cualquier lugar que me haga enriquecerme en experiencia.

Jueves noche.

Carreras de caballos y apuestas perdidas y ganadas.
La etiqueta debería seguir siendo obligatoria en algunos lugares.
Conversaciones que encienden el deseo de salir una mañana de caza junto a mi padre.
Oler, tiritar, estar quieto, susurrar.

- ¿Lo has visto?, ¡No te muevas! mira. Allí está. Coge los prismáticos.
- ¡Lo veo!
- Bajan a las charcas a beber antes de que amanezca, antes de ser vulnerables.



No estoy segura de haber puesto este vídeo, pero recordar nunca está de más.
¿O si, tesoros?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermanita, da gusto verte crecer.