martes, 15 de julio de 2008

Tormentas de verano

Hoy toca.
Ya es tarde y mi insomnio persiste en quedarse a mi lado.
Llevo varios días sin dormir bien, por los nervios, la espera o que se yo.

Desde un ordenador ajeno, se me agolpan los pensamientos.
Necesito tráfico neuronal fluído.

Me leí un cuento de Ambrose Bierce llamado Aceite de perro. Me asombró la naturalidad con la que se puede relatar la crudeza de una vida desecha y anormal. Sin embargo, nunca conseguí entender la forma de relatar el mundo de un deficiente en El ruido y la furia de Faulkner.
Jamás entendí los complicados relatos de Borges, pero me identifico mucho con la narrativa francesa en general. Aunque ahora odio a Houellebecq por identificarme con la atroz decadencia humana llevada al extremo.

Hay escenas de películas que vivo casi como mías y momentos supuestamente inolvidables que he borrado de mi memoria. A veces, me gustaría tener una caja llena de olores y tactos y esas palabras dichas hace tiempo que resultan imposibles de recordar.

Me acuerdo de tartas de chocolate y veranos de tres meses en bañador.
De sonrisas furtivas y miradas de complicidad.
Mi adolescencia la miro a través de una puerta de cristal opaca.



He dicho demasiadas veces Si queriendo decir No, y viceversa.
Echo de menos las cartas de amor.
Y las postales japonesas.
Los cigarrillos se agolpan en el cenicero y la música sigue sonando.
Y ando de puntillas para no despertar a nadie.
Termino haciendo resumen de los errores cometidos mientras bostezo como un león.
Y me meto en la cama para esta vez dormir.
Aunque tenga que contar ovejas ..
The times we had
Oh, when the wind would blow with rain and snow
Were not all bad
We put our feet just where they had, had to go
Never to go
The shattered soul
Following close but nearly twice as slow
In my good times
There were always golden rocks to throwat those who admit defeat too late
Those were our times, those were our times
Beirut

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