viernes, 21 de marzo de 2008

Memorias circenses

¡Han puesto un circo en mi casa!
Lo veo a través de la ventana de mi piso en el cielo.
Hay una gran carpa blanca. Alrededor hay un millon de cajas que hombres pequeños como hormigas abren, vacian su contenido para volver a ordenarlo.(otra vez)

Tengo que decir, que lo de que hayan puesto un circo me vuelve loca.
Me recuerda a mi época circense.
Ahora todos me imaginareis como una funambulista de altura, o vestida de Clown (que no de payaso) tocando la sierra.
Pues no.
Estuve trabajando en un circo en Madrid de azafata.



El concepto de circo siempre me atrajo.
Sólo teneis que ver las numerosas interpretaciones de lo que era el circo en la pintura.
Desde los griegos a los impresionistas.
Picasso y Juan Gris.
Ternura, diversión, sueño, color, peligro y emoción.
Y una vida itinerante. A mi Dumbo me marcó igual que a otro pudo ser La Bella y la Bestia.
Soy de la generación Disney antigua.
Esa en la que los dibujos no eran sólo para niños.
La bella durmiente, blancanieves, Pinocho y Fantasía.

¡Y viví tanto!
Mi familia pensaba que había perdido la cabeza.
Sólo salía con sastres punkies, contorsionistas chinos, músicos horteras y malabaristas célebres.
A mi me daba igual. Era feliz entre aquella gente, no paraba de preguntarles en inglés, francés o chino cosas del tipo ¿Y nunca os sentís solos? ¿Como es enamorarse en un circo? ¿Qué piensas cuando estás en el aire dando un salto mortal, cabeza abajo? ¿Si te equivocas, que pasa?

Vi el espectaculo un millon de veces. Todo el mundo ponía la misma cara que cuando yo lo vi por primera vez.
Pero yoguardaba el secreto. Ya sabía cuando se escapaba una pelota rebelde. Cuando el salto no era perfecto. El saludo que el músico me hacía desde el escenario juntando sus baquetas en forma de A.
Comíamos verduras chinas y bebíamos un homólogo al Sake japones.
Escuchabamos música tribal, asiática y del norte del continente americano.
¡Hasta pensé en irme con ellos de gira! Pero mi familia me impuso un ultimatum como a Van Gogh su hermano Theo. "Si te vas, no vuelvas".
Vale. Me quedé y seguí con mi insípida carrera para poder tener un futuro predecible el día de mañana.
Sólo dos momentos en mi vida me han abierto tanto la mente y me han hecho desear no ser convencional. Unas navidades en una isla del Atlántico nada turística, donde conocí a marineros, vividores, nobles arruinados y amantes despechados de todo el mundo y el circo.

Ahora he conseguido llegar a un punto de equilibrio. Trabajaré y llevaré una vida aparentemente normal. Pero yo, mi yo escondido, siempre será libre. Libre de prejuicios, sediento de libertad y en constante busqueda de lo diferente (aunque ello conlleve volver al pasado)

Conversaciones políticamente incorrectas que me gustaría tener:

- Usted me cae bien, me resulta interesante. Es cierto que muchas veces me resulta imposible comprender como combina sus calcetines con la camisa, pero eso no quiere decir, que no me apetezca tomarme un café con usted y dejarle hablar. Aunque sea un poco pedante y redicho.
Pero usted me odia o no le caigo bien. Esa es la impresión que me da. Parece como si tuviera miedo de que en cualquier momento vaya a saltar sobre usted con intenciones no muy recomendables para una relación profesor-alumna. Pero le juro, sobre la tumba de mi madre, que nada más lejos de la realidad. Por una vez que algún alumno le admira y no quiere saltar de su asiento en cuanto la hora de clase toca a su fin. Va usted, pazguato, y no lo ve.

- Eres buena y yo lo sé. Sé que intentas hacer (tu) nuestra vida más llevadera, pero no te das cuenta que en tu trastorno obsesivo-convulsivo por alcanzar la perfección nos llevas a todos por delante. No entiendes que yo no necesito aprender a cocinar para cazar marido. Porque yo no quiero cazar un marido. Para eso ya cazo guarros y venaos. No te das cuenta que me da igual si no ando del todo derecha o si no soy capaz de colgar unos cuadros en casa porque no se usar las herramientas. Soy una persona que necesita ayuda para algunas cosas. Y no me crea ningún problema de conciencia pedirselo a algún buen amigo, al igual que un buen amigo haría conmigo.
No te das cuenta que no tengo que sonreir a todo el mundo todo el tiempo si no quiero. Y que, ¡Qué huevos! jamás me voy a poner ese broche feo que me regalaste diciendome que así es como debería vestir.

*Escucho Daisychains de Youth group.

3 comentarios:

Alex dijo...

Me ha encantado esto de las conversaciones. Lo voy a incluir como sección fija.
*Ahora escucha Les matins de Paris de Teki latex feat Lio.

a dijo...

es algo que todos deberíamos hacer como paso previo a ponerlas en práctica :)

maría simó dijo...

te vas a reir, pero en estos últimos post pareces menos una perra distante y engreida. estas como más cercana.

creo.