jueves, 28 de agosto de 2025

El purgatorio de Asís.


Llevo ya un par de días

Despidiéndome de Asís. 

Es un luto previo,

a mis días de soledad,

a los paseos de música,

y a los descubrimientos fortuitos.

Me despedí ayer de las bóvedas,

salpicadas de estrellas doradas,

de la Basílica del santo.

De sus frescos llenos de vírgenes y dorados,

De sus marcas de lápiz,

que me sorprenden, 

desde el futuro.

Dicen que la basílica inferior,

representa el purgatorio,

Yo me quedaría a vivir allí,

bajo sus bóvedas azules intensas,

y sus estrellas,

y su silencio.



Para mi han sido días de recogimiento, d
e solitud y creación. Me estoy preparando para la batalla que lidiaré con mi vida a la vuelta.

El desencanto con la cultura, la alienación elegida y al mismo tiempo rechazada. Quizás por eso ya me despido. Porque después de tantos años, ya sé como lidiar con lo que se va.

Se fue tanto de mi vida y al mismo tiempo, tanto nuevo llegó. Las tardes seguirán cayendo y la luz seguirá bañándome, sea en Asís o en Madrid, porque al final lo importante, es el mundo que yo poseo. 

Y en el recuerdo quedarán, como cuando paseaba las calles del Valais de Suiza, o los caminos de tierra del Serengeti, impresas las sensaciones. Solo las sensaciones, porque las imágenes las borra el tiempo y la memoria y solo quedan olores, sonidos, que cada vez que ocurren, abren un hueco en el espacio tiempo y me vuelven a llevar allí. 






domingo, 24 de agosto de 2025

Napoli vedi e muori

 

"Certo che è enorme la vita. ti ci perdi dappertutto"

"Claro. La vida es enorme. Te pierdes en todas partes"

Louis-Ferdinand Céline




Dijo Goethe: Vedi Napoli, poi muori (Ver Nápoles y morir) 

La sirena Parthenope no pudo hechizar a Ulises con su canto. Se arrojó al mar a morir y la marea arrastró su cuerpo sin vida hasta la orilla. Allí donde se fundó la ciudad más antigua de Italia: Partenope o lo que es lo mismo, Nápoles. 

Nápoles es Partenope y Partenope es Nápoles.

Nápoles es como el cine de Sorrentino. Excesivamente bella, nostálgica, triste, desilusionada y la vez, llena de vida, de contradicciones, de paganismo y cultos mezclados. Peligrosa y difícil. 

De bella, inalcanzable. Inabarcable.


La ciudad cristiana y católica se construye a través de las ruinas griegas y romanas muy cerca de las faldas del Monte Vesubio y el volcán que sumió en la eternidad a las ciudades de Pompeya y Herculano. 

La herencia borbónica la hace enorme y ancha a través de su Palacio Real y su ópera y crea barrios como el Quartieri Spagnoli, un laberinto de callejones estrechos lleno de balcones con ropa tendida. Un muro que hace honor al gran santo de la ciudad, Maradona. 

El olor a pasta, limones frescos y hornos llenos de pizzas, se mezclan con los belenes napolitanos de la parte antigua de la ciudad, en los que de repente doblas una esquina y te encuentras con el Duomo y sus paredes recubiertas de una intervención de JR o con las siete obras de la misericordia de Caravaggio en Pio Monte della Misericordia. Por supuesto Michelangelo tuvo que huir una vez más. Como ya hizo en Roma, después de una trifulca en la que mató en duelo a Ranuccio Tomassoni.


*Ciro Pipoli.

Y esa luz que se refleja en el mar que no es de plata sino de oro con piedras de colores incrustadas, como el tesoro de San Genaro con el que Parthenope se viste para el Cardenal Tesorone.

Nápoles es Valentina vistiendo una camisa de su padre, bajando las escaleras que dan a una roca de toba volcánica napolitana de color ocre, porosa como la ciudad y mil veces excavada. 

Es la brisa de la noche en el puerto viejo, en el que se acumulan millones de pasos dados por viajeros antes que yo. Los descubridores de Pompeya, arqueólogos humanistas del siglo que aún pertenecía al hombre, antes de las grandes guerras que terminaron de matar a dios.

Yo ahora solo tengo una religión y es la cultura y la sapiencia de que lo efímero y por lo tanto, la belleza que reside en ella, es parte de su definición.

Muchos otros han andado sus calles y muchos otros vendrán después de mi. 

Tengo la impresión, de que yo ya sé lo que es la antropología. O por lo menos, mi visión de la misma. Yo he visto Nápoles y por lo tanto, ya puedo morir.




jueves, 21 de agosto de 2025

sub specie aeternitatis


21 de agosto de 2025

Francisco de Asís. Perugia. Italia



La única manera que conozco de vivir, es la de buscar la belleza en lo que me rodea. Como si pudiera salvarlo todo.

Quizá por eso vine a Italia, a buscar belleza, a empaparme de ella. En el momento en el que más la he necesitado. 

Y experimento el placer de entrar en la Basílica y sorprenderme un día más con sus frescos. No son los de Giotto los que más me impresionan. Son los azules salpicados de estrellas de doradas de las bóvedas. Las pequeñas pinturas en los muros que me muestran la cantidad de santos que vivieron mucho antes que yo. Es quizá la sensación de sentir que pertenezco a una historia más grande que la mía lo que me emociona.

Rozo la pared y me regodeo en el tacto. Sonrío a los monjes franciscanos que vienen de todas partes del mundo a vivir aquí, a Asís. 



Y aprovecho para pisarlo todo con mis zapatos dorados, como una suerte de Dorothy que ya no está en Kansas. Hago fotos mentales que olvidaré. Confío que la sensación no se me olvide.

De la caótica, decadente y vibrante Nápoles, donde he seguido los pasos de Sorrentino, llego a este lugar suspendido en el tiempo y me doy cuenta, de lo solas que están las personas. 

Pienso en mi suerte. Yo me siento en solitud. Me encuentro con gente que está loca por hablar, que atropellan las palabras porque hace mucho que nadie los escucha. Tantas vivencias, tantas emociones y tantos recuerdos se agolpan en sus bocas. Y yo les escucho y sonrío. Es lo único que puedo hacer: escuchar. Sonreír.

Con diecisiete o dieciocho años me sentaba horas con personas mayores. Los escuchaba porque sabía que querían ser escuchados y al mismo tiempo, para mi, era como asistir a historia viva. Esas personas habían vivido la guerra civil. Esas personas habían conocido una España bajo la dictadura de Franco en la que yo no nací. A mi la democracia me vino dada. Regalada de manera fortuita.

Pienso en cuanta gente tiene historias que contar o pensamientos que compartir y me gustaría poder escucharlos a todos.

Pienso que todas esas personas mayores, a las que yo ahora veo candorosas y que despiertan mi empatía y compasión, fueron hombres y mujeres jóvenes. Algunos buenos, otros no. Me interesa como cuenta cada uno su propio relato transformado por la memoria.


Pienso entonces en Franco. Le conocí esta tarde. Lleva seis meses viviendo en Asís. Voló desde Australia, su país de nacimiento para vivir su jubilación fuera de un país que no entiende. 

Franco fue profesor de inglés toda su vida. Durante siete años enseñó inglés a los aborígenes australianos. "Nosotros somos los invitados en sus tierras y sin embargo, hasta finales de los setenta, los australianos se referían a ellos como "monos". Me cuenta que fue él el único que estuvo al lado de su madre Pierina en su lecho de muerte. "Mis hermanos querían dinero. Yo no". Me contó que en uno de sus viajes a Australia llevó a su vecina Jessica: rosarios, estampitas, medallas de San Francisco de Asís, pero que cuando él enfermó una semana y estuvo encerrado en su apartamento al borde de la muerte, ella no pasó ni siquiera a preguntar como estaba. Me contó que tenía dieciocho pinturas aborígenes que podrían haberle hecho rico. Pero Franco no quería ser rico. Así que las donó a para que volvieran a sus dueños para que éstos pudieran conocer su historia.

Entonces fui yo la que se preguntó como Franco, siendo tan bueno podía estar tan solo. Franco sólo quiere ser visto. Si fue mejor o peor en su vida, ya a nadie le importa. Quizás por eso Franco es tan católico. No hay nadie que te vea mejor que Dios, cuando crees en él. 

Me preguntó si yo creía. Le dije que la cultura es mi religión. La cultura y la belleza. 

La ética y la estética. 


Para mí, no hay nada más, como si pudiera salvarlo todo.





lunes, 18 de agosto de 2025

Tienes los ojos cerrados.

"Tienes los ojos cerrados", me dice la actriz, pero la pasión por la libertad sigue encendida, porque la vida que se pierde en todos sitios es enorme.




Parthenope es Nápoles y Nápoles es Parthenope. Lo dice ella:

"¿En qué estás pensando?

Abandonados en un verano perfecto, fuimos guapísimos e infelices. Quizás fue maravilloso ser jóvenes. No duró mucho

Estuve triste y fui frívola. Decidida y apática. Como Nápoles, donde hay sitio para todo.

Viva y sola ¿En qué estaba pensando? En el amor, para tratar de sobrevivir...El amor para tratar de sobrevivir, fue un error. 

O quizás no"



Parthe es una mujer misteriosa. Qué ve. Qué quizás no supo hacer las preguntas adecuadas. Es infinitamente bella y enigmática, como la ciudad que le dio nombre.

Nació en el mar, como la sirena que, desesperada por no haber podido enamorar a Ulises con su canto, se dejó morir en el mar. Su cuerpo, fue arrastrado hasta el lugar exacto donde se fundó la ciudad más antigua de Italia. Porque "Al final de la vida, sólo quedará la ironía" dice el Cardenal Tesorone.

Parthe rechaza a hombres guapos y se deja seducir por hombres feos, pero a todos los seduce. Elige con quien quiere estar y huye de la maternidad que tanto la persigue. 


La conversación que tiene con Marotta, es el resumen de las imágenes que se ven hasta llegar al momento de clarividencia:

 Profesor, ¿Qué es la antropología?

 La antropología es ver.

 ¿Y eso es todo? ¿Así de simple? Creo que lo llevo haciendo toda la vida.

 Es muy difícil ver, porque es lo último que se aprende.

— ¿Cuándo se aprende a ver?

— Cuando te empieza a faltar todo lo demás.

— ¿Qué es todo lo demás?

— El amor, la juventud, el deseo, la emoción, el placer y la remota posibilidad de reír una vez más porque un hombre se tropieza y cae en una calle del centro


Parthe ve y se deja ver, pero nunca poseer. Ella se posee a si misma. está invadida por la nostalgia, está rota de dolor y al mismo tiempo, siente la pulsión de vivirlo todo. Ser muchas Parthenopes.

La juventud, los sueños, los veranos, quedan atrás y lejos, cuando vuelve a Nápoles al jubilarse como Catedrática en Trento. Ahora Parthe ve. Lo ve todo y lo recuerda todo.

lunes, 11 de agosto de 2025

Los cepillos y los fósforos.

Cada vez que te ibas

miraba si los cepillos que trajiste la primera noche, seguían en su sitio,

en mi casa.

No porque pensara que te los ibas a llevar,

sino porque quería cerciorarme de tu vuelta. 


Pero no eran los cepillos

lo importante. 

Eran los silencios

era ese no decir

en el que tendría que haberme fijado



Cada vez que te ibas,

no sabía cuando volvería a verte

fue tal mi empeño

de quererte como a los gatos,

el que me hizo darme cuenta

que me querías a destiempos


Como los gatos,

agudice mis instintos

y quise saber que hacías 

cada vez que te ibas

Y como Platón, me aventuré

lejos de la caverna


Encontré lo que no quería encontrar.

que me amabas a destiempos

como a las sobras

Te deje la puerta abierta

y no volviste a la mía, sino a otras


Cuando te fuiste del todo

miraba si los cepillos que trajiste la primera noche, seguían en su sitio,

en mi casa.

No porque pensara que volverías a por ellos

sino porque quería cerciorarme de que esto, fue real.




Tenemos muchísimos fósforos en casa.
Siempre  los  tenemos  a  mano.
En  este  momento  nuestra marca  favorita  es  Ohio  Blue  Tip,
aunque  antes  preferíamos  las  Diamond.
Eso  fue  antes  de  descubrir  los  Ohio  Blue  Tip.
Tienen  paquetes  perfectos,
cajas  duras  en  azul  claro  y  oscuro  y  etiquetas  blancas
con  palabras  grabadas  con  forma  de  megáfono,
como  para  decirle  más  alto  al  mundo
"Acá  está  el  fósforo  más  hermoso  del  mundo,
sus  cuatro  centímetros  de  pino  suave  coronados
por  una  cabeza  rojo  oscuro,  tan  sobria  y  furiosa
y  decidida  siempre  a  estallar,
y  encender,  quizás,  el  cigarrillo  de  la  mujer  que  amás,
por  primera  vez,  y  ya  nada  nunca
vuelve  a  ser  igual.  Todo  eso  te  vamos  a  dar".
Eso  es  lo  que  me  diste,  yo
soy  el  cigarrillo  y  vos  el  fósforo  o  yo
el  fósforo  y  vos  el  cigarrillo,  quemándonos
con  besos  que  arden  hacia  el  cielo.

Ron Padgett  (Tulsa, Estados Unidos, 1942)

Perseidas


¿Me contradigo?
Muy bien, me contradigo.
(Soy amplio, contengo multitudes).
Walt Whitman. Canto 51 de Canto a mí mismo.


Está siendo un verano de amores, libros y gatos. 

Un verano de barbacoas en la piscina a los pies de la acacia de Constantinopla que nos ha dado la libertad de quitarnos el reloj, al reemplazar ésta a la medida del tiempo.

Cuando llegamos a la casa, sus flores estaban en su máxima expresión. Las hojas verdes, refulgían. Era finales de junio. El verano despuntaba y todo estaba por ocurrir.

Ahora, a 10 de agosto, veo como las hojas han perdido su brillo, muchas de las flores, están en el suelo, marchitas como pequeños rollos de algodón sin tratar y al pisar su sombra, el pie se queda pegado a la baldosa de barro. En junio, esas flores eran filamentos de color rosa que brillaban a la luz del sol.

Esta casa contiene el universo de nuestro mejor verano, de la misma manera que yo misma contengo universos. Esta casa se quedará en el recuerdo de los momentos felices.

En otro universo, este verano hubiese sido distinto. en otro universo estoy casada y tengo hijos. En otro universo no vivo en España, sino en Tanzania. En otro universo no existo ya. 

Esta casa estuvo y se quedará vacía. Nosotros sólo somos una partícula de su historia. ¿Y yo? Yo soy sólo una persona más de los cerca de cuarenta y siete millones que habitan en este país. 

Siento que vivo a pesar de las circunstancias: un genocidio en Gaza, una guerra activa en Europa, las diferentes crisis del gobierno español y los precios, que cada día son más altos y vez dan para menos.

Y al mismo tiempo, si yo colapsase, colapsaría el universo entero. Todo mi imaginario entraría en estado de apocalipsis y una vida, la mía, se acabaría con todo lo que contiene. 

La vida de Chuck (2024) de Mike Flanagan, es una película que se estrenará en España el 12 de septiembre. Mike Flanagan adaptó el relato de 2020 de Stephen King titulado, The Life of Chuck, en la recopilación de relatos breves: If it bleeds. Mike, que ya tiene experiencia con el terror, decide convertirlo en un guion de cine. Ahí es cuando acierta y hace que una buena obra se convierta en una obra maestra: Introduce en el guion el poema Canto a mí mismo de Walt Withman, que atraviesa, vertebra y une toda la película.

Y sin embargo, si yo desapareciese de la faz de la tierra, las plantas seguirían creciendo, los precios subiendo, quizás se firme una paz o se pare el genocidio. 

Pero todo lo demás desaparecería. Todas aquellas ideas para relatos cortos, el esquema de mi segunda novela. Todas las otras vidas, versiones de mí en universos paralelos que se expanden hasta el infinito. Ver todas las versiones de ti misma. Todos los pudo ser y no fue. Satisfacer esa curiosidad intrínseca.

Los amores de verano, desaparecerían. El cepillo de dientes y el peine, permanecerían debajo de mi lavabo. ¡Podría ver tantos caminos!