sábado, 10 de enero de 2009

Me vendo a 5000 pesetas el kilo.


Soy una inadaptada social.
No me siento cómoda con los fashionistas, ni los dandys, ni los bohemios, ni los pijos de casta, ni los pícaros.
Alomejor es que me equivoqué de época o de plano de la realidad.
¡Un fracaso de la nueva ciencia moderna de sábanas sudadas y habitaciones de hotel!
Huyo a todas partes y a ningún lado. Para que no me encuentren.
Luego maldigo mi suerte, por haberme quedado a solas.
Y entro en guerra civil.



Esta noche va de melancolía.
Queridos, perdonad mi autocompasión y queredme tal y como soy.

Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde corrían todos los vinos, donde se abrían todos los corazones.
Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié.
Yo me he armado contra la justicia.
Yo me he fugado. ¡Oh brujas, oh miseria, odio, mi tesoro fue confiado a vosotros!
Conseguí desvanecer en mi espíritu toda esperanza humana. Sobre toda dicha, para estrangularla, salté con el ataque sordo del animal feroz.
Yo llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles. Invoqué a las plagas, para sofocarme con sangre, con arena. El infortunio fue mi dios. Yo me he tendido cuan largo era en el barro. Me he secado en la ráfaga del crimen. Y le he jugado malas pasadas a la locura.
Y la primavera me trajo la risa espantable del idiota.
Ahora bien, recientemente, como estuviera a punto de exhalar el último ¡cuac! pensé en buscar la llave del antiguo festín, en el que acaso recobrara el apetito.


Rimbaud


1 comentario:

Anónimo dijo...

Tú vales mucho más que eso.