
Queridos.
Llevo dos días encerrada en una neblina que no me deja ver ni la punta de mis zapatos.
El tiempo en Suiza no podría ser peor.
Pero ultimamente :
- He visitado iglesias en ruinas.
- He visto mosaicos medievales.
- He paseado por los parajes cercanos a mi casa de madera.
- He bebido sake japones ( y sufrido las consecuencias)
- He hecho nuevos amigos
- He proyectado mi futuro desde 1000 angulos diferentes.
- He reído una barbaridad y llorado sólo un poco.
Leo los poemas de
Ben Johnson, escucho por recomendación
Earlimart y me pongo de forma compulsiva
Pink Moon de
Nick Drake.He ideado el logotipo de una sociedad secreta, destinada a leer poesía y beber vino en mitad del bosque de Valais.
Aprovecho mi terraza para divagar mientras fumo cigarrillos, a veces (he de reconocer) innecesarios. Y puedo jurar que olvido escribir palabras en correcto castellano.

Me hablaron del Arte Bruto y del nuevo cine peruano
http://www.youtube.com/watch?v=l7lVW0LyMOoMe divierte sobremanera el blog
Historias con historia. Y tengo una torticolis de infarto.
http://historiasconhistoria.es/Recibo cartas hechas a mano, con paciencia, cariño y lo que es más importante, escritas con el corazón. Pienso en postales japonesas en las que las olas perfectas cobran vida y me arastran a una espiral de paz
Tambien espero. A ratos impaciente, mi visita a Madrid y a sus bares cañís de cerveza fría y pincho de tortilla. Y los futones de sábanas de un blanco impoluto, al lado, una botella de vino y eternos baños manchados de acuarela.
Me han hablado de un cementerio escondido, al que espero ir en cuanto mejore el tiempo. Llevaré mi bloc de dibujo y reflexionaré. Me preguntaré como los olores, sonidos o tactos te pueden transportar al pasado en un segundo y ser reproducidos cual
radio cassette. (Si, yo siempre fuí análoga)
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
Rafael Alberti. Lo que dejé por ti.