lunes, 24 de septiembre de 2012

Aquelarre

Asistimos al espectáculo del fin de mundo como lo conocemos
Y estamos sentados en la tribuna, en el palco central.
Aquel desde el que se saluda al Diablo rebautizado como capitalismo
Que se ríe de nosotros y nos engaña como a niños.

En una época en la que todo está por cambiar.
Se notan los estragos de una sociedad en decadencia
Que busca el placer a través de los canales equivocados
Que por supuesto, no llevan al mar.

Pero no todo es oscuridad en el reino de las tinieblas.
Se dice que después de la tormenta siempre llega la calma
Y los dichos no suelen ser más que lecciones de sabiduría popular
De la experiencia que se consigue de la historia colectiva






Como la concubina de Zeus, vivimos una epoca de incertidumbre
En la que nos hemos quedado huérfanos de ideales
Y la información vuela tán rápido que se pierde en el camino
Y no hace sino confundirnos más de lo que estamos.

Somos pues, moscas que se ahogan en un vaso de agua
Y al mismo tiempo, ¡Somos tán bellos!
Que nuestro imaginario nos hace inmortales
Y la contradicción lo que nos hace humanos.

Cozumel, México


“But man, proud man
Dressed in a little brief authority
Most ignorant of what he is most assured
(his glassy essence), like an angry ape
plays such phantastic tricks before high heaven
as makes the angels weep who, with our spleens,
would all themselves laugh mortal .”

“Pero el hombre, el hombre orgulloso,
Vestido de un poquito de autoridad,
Ignora lo que tiene más seguro
(su alma de espejo), y como un mono enfurecido,
hace unas muecas tán locas ante el alto cielo,
que los ángeles lloran, cuando nuestras penas,
les harían morirse de risa.”

William Shakespeare.

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