
jueves, 22 de abril de 2010
Let's go to Monkeys!

martes, 20 de abril de 2010
Excuse me, what is the secret for your soul?

Legué a Nairobi cuando anochecía.
Estuve dando vueltas por las diferentes terminales durante un tiempo impreciso.
Mi maleta azul sonaba cansada al sentirse arrastrada de un lado a otro.
Sin destino concreto.
Me picaron unos cinco mosquitos en las piernas mientras tomaba una Coca-Cola en botella de vidrio, 350ml
Nairobi me pareció una ciudad muy grande.
Grandes edificios, grandes y desordenadas avenidas.
Grandes parques y grandes supermercados.
Tenía hambre.
Fumaba un cigarro en el balcón con la vista fija en el otro extremo de la calle.
Volvía a la civilizacion, pero no por mucho tiempo.

Esa mañana nos despertó el sol.
Abandonamos el irritante sonido de la alarma.
Y me vestí despacio dentro de la tienda de campaña.
Hacía calor y el viento no soplaba.
Lentano hervía agua para hacer chai.
Y delante de mi sólo había colinas de un verde intenso.
Comenzamos el paseo que nos condujo andando hasta moranis engalanados, cabritos minúsculos, cordero cocinado al fuego lento, niños pastores protegiendo a sus vacas, cebras en un tiempo detenido.
Lentano continuaba la marcha. el baston hecho a base de cinceladas a machete, sostenido sobre los hombros, los dos brazos colgando.
Se limpiaba los dientes con una ramita arrancada. De vez en cuando se daba la vuelta y me sonreía.
Quería echar a correr o tirarme en la hierba o acercarme a un burro pastando o copiar la postura de Lentano.
Lo quería todo y lo tenía todo.
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El calor conseguía secarme sin necesidad de toalla.
Caminaba por la orilla del Índico.
Y había niños jugando en la orilla, su piel oscura resplandecía todavía por un sol que se apagaba.
Miraba a dos musulmanas meterse en túnica dentro del océano.
Jugaban con el agua absolutamente ajenas a mi mirada.
A lo lejos, casi en el horizonte del mar con el cielo,
se alzaba un petrólero como un titán griego de metal.
Por la noche fumaba cigarrillos de Bangi desde el hueco de la ventana de Greenwood Lane.
Y miraba el mar y las estrellas y la luna
Y escuchábamos Cat Empire
Y de ver en cuando, la cortina blanca hac'ia alguna pirueta debido al viento.
Y nos reíamos de la vida y nos considerábamos afortunados
De estar en Mombasa.
http://www.youtube.con/watch?v=Wnt9gUmxoA4
sábado, 17 de abril de 2010
Diamonds on the soles of their shoes

lunes, 12 de abril de 2010
Me quedo con los atardeceres de Mombasa
17 días después del camino de lodo y moscas que me sacó del Serengeti, me llevó a Mwanza y de allí, a Kenia.
Ahora vuelvo a estar aqui, en el mismo cuarto de hotel que hace 17 días. El número 32.
Pero hoy las luces son distintas sobre el lago Victoria.
Y ya nada me parece del mismo color.
Me vienen imágenes en ráfagas de los últimos días a la memoria
Lentanó preparando Chai al fuego de nuestro campamento de Loita.
Mi hermana rodeada por niños en la Manyatta, cerca del bosque de los niños perdidos.
Naftalí intentando sacar el Land Rover del océano de fango en Nakuru.
Baraka.
El Morani caminando hacia nosotros de la nada y dirigiéndose a la nada.
La primera vez que ví al fiel Fuad en el aeropuerto, esperando a mi llegada a Mombasa.
Los trillizos de Benardo en la piscina.
Iñigo en el alféizar de su ventana retro que mira al mar de Greenwood Lane.
Los atardeceres de Mombasa.
Y esos recuerdos serán para siempre.
Porque puedo decir, que cada uno de ellos, cada matiz o cada detalle, aún aparentemente insustanciales han sido vividos de forma espontánea.
Y la eternidad, queridos, no es el mar.
La eternidad es la intensidad.
Ya son las ocho de la tarde, y se oyen, a lo lejos, los cantos que llaman a la mezquita.
Os voy a pedir permiso, para que me permitáis espaciar las historias y relamer hasta el último punto de luz o sonido de ellas.
(Me imagino el frustrante tintineo de una cuchara llegando al fondo del tarro de yogur.)
Así, que os voy a pedir que seais pacientes y que, desde la soledad del Serengeti,me dejéis enumerar y seleccionar los recuerdos de este viaje.
Descartando las fotos desenfocadas y calando en los detalles.
This is Africa, my friend.
El lugar del absoluto: Libertad, miedo, esperanza y valor.
El lugar del infinito,
Y de la eternidad.