martes, 6 de septiembre de 2022

On board - off board

Y si subieras a bordo sé que buscarías la seguridad de un parpadeo de faro

Cualquier puerto en una tormenta, amor

Prometes que no flaquearás pero he visto a hombres hundirse

Así que deberías subir a bordo con alguien cuyo curso sea más estable que el mío

Deberías subir a bordo con alguien cuyos ojos estén en el horizonte, no en los cielos

A bordo con alguien cuya ancla sea más pesada que la mía.

Y si subieras a bordo sé que te cansarías de las sacudidas de mi lecho marino

Y olvida lo que dije. Los barcos no fueron construidos para ser seguros

Así que deberías subir a bordo con alguien cuyo curso sea más estable que el mío



Todas las historias son la misma. Todas las caras te pertenecen pero no las caricias, esas carecen ya de nombre porque empiezan ya a perderse en el abismo de la memoria. Me caigo por una espiral de recuerdos encontrados y de pesadillas y sueños que nunca tienen estructura, ni fin, ni nunca la tendrán. Sueños etéreos, quebradizos. Sueños que sueñan con ser sueños.

Los deseos frustrados se pierden en un mar inmenso que ya no me siento capaz de abarcar. Se mecen como sargazo y van a la deriva y gritan al vacío que ya no hay salvación posible. Qué no merece la pena seguir nadando y que hace frío. Y qué qué puede pasar si dejo que el cuerpo flote y que no ocurra nada. Si miro hacia las estrellas que ya no me aportan guía posible y dejo de pensar, de amar, de intentarlo. De esperar, de mirar hacia atrás, por si estás. Por si en realidad si importaba algo y viniste a buscarme. Por si en algún momento fugaz llegué a ser algo para ti más de lo que soy ahora: Un mensaje perdido, una anotación de pie de página, una frase subrayada en un libro que ya no volverás a tocar. 

Un sueño que pudo ser sueño pero que sólo soñó que era un sueño en el que todas las historias son las mismas y las caricias se hunden en el un mar ahogado de recuerdos imaginados.




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